Crónica del Vive Latino Zaragoza

El festival que se celebra anualmente desde hace ya 24 años en la ciudad de México ha hecho su primera edición en España y lo ha hecho en Zaragoza dos años después de lo programado inicialmente.

La expo de Zaragoza, 14 años después de su inauguración, albergó la mitad de su aforo máximo en el fin de semana. Nada mal para un festival con importantes bajas del cartel.

El Vive latino ha sabido coronarse como el festival del año y parte de su éxito se debe a la capacidad de mantener la sencillez y funcionalidad (nada de parafernalias de pulseras recargables o zonas vips delimitadas y vacías como hemos visto en otros festivales) adaptándose a un recinto poco convencional como es la expo (todo hay que decirlo).

Además ha sabido reaccionar a tiempo ante errores que podían haberse evitado en la planificación. Bien sea, creando un espacio físico para una persona con movilidad reducida en uno de los espacios de concierto más difíciles; mejorando el servicio de comidas el segundo día al verse desbordado el día anterior o reorganizando los turnos de baño para agilizar la extensa fila en el baño de las mujeres.

Pero lo que ha hecho de este festival inigualable ha sido el mezclar música en vivo con Lucha libre. Combinación arriesgada y exitosa que nos demuestra que todavía cultivamos nuestra capacidad de asombro. Un cuadrilátero ubicado en mitad de la explanada era el eje principal de un torneo legendario entre gladiadores enmascarados que nos obligaban a posicionarnos a favor de unos u otros con sus dramatizadas actuaciones.

Adultos y niños no hemos podido evitar quedarnos fascinados ante los ocho carismáticos luchadores que se disputaban el título de “Campeón del Vive Latino Zaragoza 2022” arbitrado por un cabildero réferi.

Todos ellos se ganaron la simpatía de los presentes que no vacilaron en subir al ring para festejar la victoria de Prometeo la última noche del festival.

Pero no fue el único momento en el que público y púgiles se han visto mezclados. Varios gladiadores no dudaron en acercarse a ver a sus artistas favoritos junto a la multitud con sus diminutos boxers y sus emblemáticas máscaras. Una estampa más festivalera, imposible.

Cercanía y amabilidad son los valores que caracterizan esta primera edición y las más de 35.000 personas que asistieron, 19.000 el segundo día, pueden dar fe de esto.

El espíritu mexicano ha estado muy presente a través de la exposición de los 12 monumentales méxi-cráneos dispersos por todo el establecimiento. Divertidos photocalls de calaveras y cráneos han servido para adentrar a los presentes en la cultura mexicana.

Bilbao BBK Live 2016Otro punto a destacar ha sido el stand de firmas. Una pequeña carpa blanca en la que artistas consagrados como Love of lesbian, Aterciopelados, Taburete, Silvina Estrada, Mon Laferte, León Benavente y Sho Hai pudieron interactuar con sus fans. Y aunque solo diez personas por artista serían las afortunadas en sacarse una foto o dar un abrazo a su músico favorito, muchos de ellos se dejaron ver flexibles aceptando sacarse más fotos desde la valla y firmando discos a quienes no pudieron entrar a la carpa.

Estas pequeñas grandes cosas han ayudado a dejar pasar por alto el insoportable calor maño, una inexistente zona de sombra y el descarado precio de las bebidas.

Tres escenarios posibilitaron un cartel extraordinario.

El principal ubicado en la zona del anfiteatro fue el encargado de dar el pistoletazo de salida y para ello los madrileños del indie rock Miss Caffeina. Seguido, los argentinos Babasónicos cuyos seguidores entregados fascinaban a quienes no conocían la banda de rock alternativo que triunfa en Latinoamérica desde hace más de 30 años y que aquí, pasa de incógnito.

Este escenario nos ha regalado los momentos más icónicos de ambas jornadas.

El momento heavy, el desmadre absoluto fue con Molotov. Tanto que hubo quien tras colarse en el escenario tuvo que ser reducido por seguridad. Saltos, gritos y pogo incluido como respuesta automática del público a los primeros acordes de cada una de las canciones. Los mexicanos más influyentes de la cultura del rock en Latinoamérica, más que acostumbrados a estos frenesís, intervinieron recordando a la gente que “si uno se cae, hay que levantarlo”.

El momento romántico llegó con Mon Laferte. Bellísima, desgarradora e impecable en todo su repertorio. La chilena que tras el espectáculo estuvo firmando autógrafos cercana y amable preguntó a cada uno de sus fans si habían disfrutado el show. Respuesta afirmativa más que evidente escuchando a la enorme masa de gente cantando en unísono “… mi buen amor…”.

Y el momento banderas con Café Tacvba. La carismática banda de rock alternativo generadora de buenrollismo por excelencia fue la motivadora de la exhibición de banderas latinoamericanas en el público. Enseñando también Rubén Albarran (vocalista) la bandera mexicana, arrojada por una seguidora de la banda.

Además de las actuaciones de Mikel Erentxun, Iván Ferreriro, Rulo y la contrabanda, León Benavente y Nortec Bostich + Fussible de las que también hemos disfrutado.

En el escenario más pequeño y el más bailón en cuanto a artistas que por allí pasaron la diversión estaba garantizada. Little jesus, Kumbia Queers, trashi, centavrvs, Dengue entre muchas otras además de la dulzura en las voces de Silvana Estrada, Ximena Sariñana y María Guadaña.

Escenario de festejos, junto a los argentinos Caligaris quienes celebraron sus veinticinco años de trayectoria que ellos llaman «veinticirco» haciendo alusión al concepto festivalero de la banda.

Escenario también reivindicativo, de la mano del Instituto mexicano del sonido y de grandes confesiones como la de la colombiana Andrea Echeverri de Aterciopelados profesando su amor platónico por Enrique Bunbury quien fue de los primeros en bajarse del cartel por problemas de salud relacionados con su garganta.

En el tercer escenario los coterráneos del cesaraugustano, Amaral, también lo tenían muy presente. “Ojalá no estuviéramos aquí esta noche y estuviera él” comentaba Eva emocionada. Y es que el itinerario inicial situaba a Bunbury en el sitio y hora que ocupaban ellos.

Otro zaragozano triunfaba en el mismo escenario Kase.O un poco incrédulo de ello. Tanto él como Carlos Sadness admitieron sentir respeto por estas presentaciones en festivales pues nunca saben cómo irán a reaccionar los espectadores. Paradójicamente, eran los artistas con mayor convocatoria internacional. Asimismo existía una pequeña esperanza, finalmente devastada, de verlo junto a Sho Hai y R de rumba (cada uno en horario y escenarios distintos) una vez más.

Un público más heterogéneo y masivo acompañó las actuaciones de Leiva, Vetusta Morla, Taburete, Coque Malla, Sidonie y Love of lesbian en el mismo escenario dejando pasar por alto el plantón de Bebe por incompatibilidades con su proyecto personal.

Un inolvidable colocón de endorfinas nos compromete a volver el siguiente año y a animaros a vivir la experiencia del Vive Latino Zaragoza.

(Post de Lourdes Ody)

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