Crónica de Pablo López en el Bilbao Arena
Pablo López en el Bilbao Arena el 22 de Diciembre CLAMÓ A LA LIBERTAD
Despedimos este 2018 con una segunda visita a Bilbao de Pablo López, dentro de su gira Santa Libertad, tras deleitarnos en el Palacio Euskalduna la pasada primavera, el 29 de abril. En esta ocasión el Bilbao Arena le esperaba a rebosar: Un público entregado que vibró desde el segundo cero en el que las luces se iluminaron y sonaban los primeros acordes de “El camino”. Por supuesto acompañado de su piano qué es ya una prolongación de Pablo, de hecho no podríamos concebir sus creaciones sin él, al mismo tiempo que disfrutamos de como deposita toda su energía en cada una de las notas que teclea.
Pablo López es uno de esos compositores, cantautores, al que llamar MÚSICO con mayúsculas pero sobre todo persona. Aun estando en la cumbre mantiene los pies sobre la tierra y sus poros respiran humildad con la que cala y transmite su mensaje de libertad. A lo largo del concierto hizo gala de su desparpajo natural y carisma. Un crack que hace que los asistentes se partan de risa minutando el concierto debido al reloj iluminado que se ve al fondo de la grada. Recuerda en numerosas ocasiones que las personas que pisan el suelo son las que le gustan y nos cuenta distintas anécdotas de sus andaduras por nuestra tierra estos días junto a su amigo Javi. Otro de los momentazos fue cuando recogió un dibujo, en él que un niño le había retratado junto a su familia y uno de sus amigos Antonio Orozco, lo cual dibujó una sonrisa en el rostro de López seguida de carcajadas.
Nos olíamos que nos sorprendería trayéndose a algún amigo, ¿tal vez Miriam de OT con quien canta “No!”? Pues no, el donostiarra Alex Ubago se subió al escenario con quien interpretó dos temas: “A gritos de esperanza” y “Te espero aquí”. Más tarde nos obsequió con “The show must go on” de Queen, de quien se declaró fan.
A destacar también una maravillosa puesta en escena, gracias a luces, focos, dos enormes pantallas dónde no perderse ningún detalle, así como una pantalla longitudinal que acompañaba con imágenes y videos los distintos temas. Cada uno de éstos representados con un símbolo que se iluminaba al ser interpretado en lo alto del escenario, desde un gato, un columpio (El patio), un elefante, V2 (La dobleuve)…
Tal y como es costumbre en el País Vasco, el público en pie demandaba bises al grito de «beste bat», petición acompañada del estruendo de palmas sobre los asientos. Y nos regaló no solo bises sino su cercanía; atravesando un pasillo de la pista y subiendo a gradas donde acaricio a los más peques y abrazado a una chica con síndrome de down cantaba “Lo saben mis zapatos”. El concierto finalizó en todo lo alto con “Tu enemigo” (que popularizó con Juanes) justo todo lo contario que sentimos que es el compositor malagueño, porque Pablo se hace querer un rato y ya le estamos esperando.
(Texto: Irantzu)
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