Crónica de Olatz Salvador en el Amurrio Antzokia
La cantautora donostiarra de 31 años, hija del bajista Eduardo Salvador y sobrina del pianista Iñaki Salvador, desde 2010 teclista de la banda Skakeitan y que en 2014 inició su andadura en solitario presentó en el Amurrio Antzokia su segundo trabajo en solitario «Aho uhal» con producción del ex-Golpes Bajos, Pablo Novoa y colaboraciones, entre otras, de Rozalén e Iván Ferreiro, dentro de Beste Bat! un ciclo de 250 conciertos y espectáculos en vivo en Euskadi.
Por cierto, el Amurrio Antzokia me pareció un lugar entrañable, muy acogedor. Si no se colgó el Sold out, rozaría el lleno. Aforo antes del covid: 340 butacas para un municipio de 10.000 habitantes, Amurrio, en cuyas fiestas de 2015 ya estuvo con Skakeitan (Ver vídeo)
Olatz, ataviada de verde, el color de la Esperanza, secundada por una triada de instrumentistas, entre los cuales se encontraba su hermano Jagoba al bajo (del grupo Madeleine), Ander Zuilaika (batería) y Mattin Saldias (guitarra de Kometa) nos deleitó con un recital repleto de aromas y matices.
La escenografía: exquisita, muy cuidada, efectiva y lucida. Una red colosal cubría toda la pared frontal, por detrás los focos de luz que dieron mucho juego, los músicos se situaban a distintas alturas, en una de ellas, la más elevada, se hallaba un sillón de mimbre, tipo Emmanuelle, el film, en el cual se sentó Olatz para interpretar alguna canción más pausada. Una gran elegante lampara de pie con una luz radiante, daba si cabe aún más, un toque de distinción.
El concierto estuvo inmerso en una atmosfera cargada de sensibilidad y una fragilidad emocional que se palpaba por todas las aristas del recinto y penetraba recorriendo los poros de la piel.
16 piezas incluyendo la intro en una golosa hora y veinte minutos, con temas como «Ahots hari», «Gelditu hor», «Korapilatzen» y «Euria»:
(Texto: Iñaki Gallardo)
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