Crónica de Merina Gris en fiestas de Leioa

Pasados treinta minutos de la hora bruja comienza el aquelarre espiritual de Merina Gris
LeioaHabíamos sobrevivido a las dos anteriores ocasiones, en el Stage Live del ultimo BIME, salimos algo confusos y aturdidos, no nos esperábamos tanta adrenalina ni tanto baño de multitudes y en la Azoka de Durango ya percibimos claros destellos luminosos entre tantos episodios tormentosos y hoy suponía la tercera: la vencida. Por fin, les pillamos el punto, Sara Zozaya en su reverso oscuro consigue suscitar el interés de la chavalería, se cuentan por cientos los jóvenes que van a sus conciertos y logra hacerlos bailar, saltar, retorcerse, reír, sentir, vivir… en definitiva, les atrapa, les capta, les introduce de lleno en el auténtico sentido de la Música y eso no es tarea fácil.
En 57 minutos exactos de show (no hubo bis a pesar de que el público los pidió), Merina Gris ofreció un bolo sólido, compacto, moderno, vanguardista, dinámico y útil. Sara Zozaya siempre detrás, únicamente abandonó su posición una vez, en la última pieza para situarse delante del escenario con el micro en mano sin las limitaciones de movimiento que supone estar al frente del piano. En esta ocasión, Sara no descubrió su rostro ni una sola vez, no se quitó la máscara en ningún instante, en las anteriores veces que les vi, sí mostró su cara durante unos pocos minutos pero aquí en Leioa no. Eso le otorga un halo de místerio y romanticismo y por qué no, un tanto de morbo.

(Post de Iñaki Gallardo)

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